El declive de las redes

Reflexiones en caliente

Oscar M. Seoane

11/27/20242 min read

Lo único que uno puede encontrar en redes sociales, son memes graciosos, quejas, llantos, venganzas y disconformidades. Algunas personas replican frases hechas en un intento, quizá, por nutrir de “ética” a sus contactos. En muchas ocasiones, se trata de frases que suenan bien, pero no dicen nada. En otras ocasiones tienen mucha coherencia, aunque en realidad, pertenecen al mundo de lo incierto. ¿Cuál es la razón para hacer eso? ¿Moralizar a los contactos? ¿Decirle al mundo que el que replica dichas frases cumple cabalmente con la ética que profesa? ¿Y a quién le importa eso? ¿Es necesario inundar los muros con frases bonitas dando a entender la perfección de quién las comparte? No me queda claro el objetivo. No lo digo por nadie en particular; se trata de algo muy generalizado. En LinkedIn, por ejemplo, el mismo personal de Recursos Humanos que por ahí pulula, se contradice enormemente con lo que escriben. Unos dicen cómo debe ser el CV ideal, mientras que otros, te indican lo contrario. Algunas personas, se quejan de que no reciben ninguna oferta laboral, incluso pagando la membresía Premium. Otros comentan y comparten código realizado por IA como si fuese suyo, destacando la importancia del asunto, como si la IA estuviese a niveles verdaderamente importantes, o cómo si supieran realmente de qué hablan. Por supuesto, si quien postea el asunto, ostenta un puesto destacado en una empresa, nadie le replica. Suelen dejarle Likes o aplausos, en actos de succión virtual que dan pena ajena.

Yo suelo durar poco en redes sociales, lo intento una y otra vez, porque mis amigos y familia están lejos, pero tanta basura compartida, puede incluso con las ganas de querer seguir manteniendo contacto con algunos de ellos. Es más, a veces me planteo cosas bastante duras, como hacer depuraciones masivas, aunque por alguna razón, al final no lo hago. Hace año y medio pasé por una situación difícil en temas de salud. Pocos fueron los que, a pesar de saberlo, le rascaron cinco minutos a su tiempo para enviar un mensaje o hacer una llamada. ¿Para qué quieres amigos así? Eso sí, no los critico en redes sociales, no digo nada. Incluso esto que decidí escribir hoy, debe de tomarse únicamente como una reflexión. A unos les caigo bien, a otros no, pero así es esto. No me daré de baja del Facebook, como he hecho en otras ocasiones, pero creo que es tiempo de dejar de acceder a esta red social, por lo menos durante una temporada. Es hora de depurarse de tanta mierda. Lo mismo sucederá con LinkedIn, aunque quizá sí me largue definitivamente de ahí, porque para ser sincero, esta red de trabajo, me da náuseas. Suelo utilizar el sarcasmo en ese sitio y, por mucho que intento no hacerlo, parece que me resulte imposible. Mi tiempo está completo entre estudios y trabajo. Es hora de mirar hacia adelante, de pasar olímpicamente de todo el mundo, de caminar hacia la meta sin pretender nada más que conseguir el objetivo. Las cosas van saliendo, por suerte, o por mi esfuerzo y dedicación, que ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre. No envidio a nadie, no le deseo ningún mal a nadie. Todos cometemos errores, pero de eso se trata la vida, supongo. De aprender. La interpretación del orbe vital que rodea el halo del ser, es cosa de cada individuo. Supongo que no es sencillo separar el grano de la paja, pero por lo menos hay que intentarlo. Me gusta compartir mis logros porque erróneamente siempre creí que alguien más compartiría la felicidad propia. En estos tiempos, pensar así, supone caer en el error.

¡Qué lástima de gente y qué lástima de vida!