La rebelión del reverendo carajo
Cuando el mundo apesta
Oscar M. Seoane
6/16/20253 min read


Llega un nuevo conflicto entre países y youtube se llena de expertos en la materia. La guerra abierta entre Irán e Israel trae consigo a un montón de opinólogos que todo lo saben. Así, unos informan sobre el desastre que los israelíes están causando en Teherán y otros nos cuentan como los iraníes han desmantelado la cúpula de hierro israelí y causan estragos en Jerusalén, Haifa, Belén y otras ciudades hebreas. Bueno, con la pena, a mí en lo particular me importa un reverendo carajo todo el asunto. Si el conflicto afecta o no al mundo, tampoco me importa mucho y, en todo caso, no me sorprende que, en estos tiempos, la humanidad se siga preocupando sobre quién es el que mea más alto y espumoso. El gran problema para el que suscribe es que, una vez visualizadas un par de noticias youtuberas al respecto, el algoritmo en cuestión se ha encargado de mostrarme de forma automática, a un sinfín de opinólogos cada vez que entro a dicha plataforma. La prensa “formal” tampoco ayuda demasiado. Cada periódico y cadena televisiva, cuenta lo que les sale de los cojones, para variar (nótese el sarcasmo).
Al mismo tiempo, ya en un terreno más “nacional”, el desmadre que nos cuentan los mismos enteradillos viene dado porque la presidente de México viajó a Canadá en vuelo comercial. Entonces, no faltan los criticones que opinan sobre el mal ejemplo que el país da al mundo y viceversa. Total, que nunca llueve al gusto de todos. Eso sí, la violencia sigue al orden del día y las supuestas corruptelas también. Mientras todo esto sucede, un porcentaje de youtubers sigue preguntándose dónde coño está Mike Marcum, el fulano que construyó una máquina del tiempo y desapareció del panorama actual, supongo que tras haber visto que el mundo no deja de irse a la mierda cada día que pasa. Yo haría lo mismo si pudiera. Eso sí, acompañado de mi quetiapina, escitalopram y pregabalina que, en dosis adecuadas, me garantiza un sueño profundo y reparador.
Tampoco puede faltar, esta semanita que comienza, con el desmadre que se cuece en España, el país que me vio nacer. Allá, la corrupción parece que flota como mierda en el agua. Pedrito no dimite y el país sigue su curso hacia la miseria. Y es que la historia, una vez más, nos recuerda que los errores se repiten y que los seres humanos somos incapaces de erradicarlos. Supongo que el idealismo puede con todo (y los intereses personales también).
Así va transcurriendo este mes de junio. Yo sigo planteándome eliminar el vehículo de cuatro ruedas de mi vida. No por nada, sino porque no lo utilizo. Remar a contracorriente, a veces, es lo mejor que uno puede hacer, en tanto el perjuicio no sea contraproducente. Dicho de otro modo, en los tiempos actuales, el mandado te lo llevan a casa, trabajar de home office es una realidad palpable y la movilidad individual, quedaría cubierta con una buena motocicleta al gusto del consumidor. Ya estoy ahorrando para una Indian Chief que no sé si alguna vez alcanzaré. Todo esto al ritmo de banjo gringo, mientras siguen las deportaciones y las manifestaciones en el país vecino. ¡Qué mundo de mierda, Dios mío! Si este es el mejor de los mundos posibles, que defendía Leibniz, no quiero saber cuál sería el peor. Por cierto, al hilo de lo de Leibniz, eso me recuerda que, hace tres días, me llegó por correo electrónico, la cédula profesional estatal de mi licenciatura en Filosofía. Ahora solamente falta que la UVAQ inscriba el asunto en la Dirección General de Profesiones de la SEP, para que pueda obtener el documento federal pertinente. Dos carreras al costal, mientras el mundo apesta cada día más.