Las empresas del Estado

Nos mean y dicen que llueve

Oscar M. Seoane

1/6/20252 min read

Cuando no se tiene idea de lo que es una empresa, crear una con pocos o ningún viso de viabilidad, es labrar un camino hacia el fracaso. Eso es lo que ha sucedido con Mexicana de Aviación, con el Tren Maya, con ALTÁN Redes y con la refinería Dos Bocas. Dilapidar el dinero ajeno, no duele.

Las empresas anteriores estaban condenadas al fracaso por razones obvias. Sin embargo, una buena parafernalia dialéctica hacia un pueblo ignorante y cansado, llevó al idealismo pendejo hacia un pozo sin fondo. Ahora nos dicen que la finalidad de las empresas públicas no es ganar dinero, sino proporcionar servicios. Como si en el mercado no hubiera empresas que proporcionan dichos servicios. Los amigos del Estado, en su conjunto, parece que no se meten en la cabeza que, si rescatas una empresa quebrada y creas competencia desleal, abaratando artificialmente los precios de mercado, la competencia se irá. Y si la competencia se va, porque no le resulta rentable competir bajo estas características, entonces tendremos desempleo y, por lo tanto, más pobreza. Eso sí, podremos viajar por todo el país de forma muy económica pero, ¿con qué dinero?

Los Estados intervencionistas buscan cualquier excusa para mover el dinero que tienen que gestionar. No nos equivoquemos, lo hacen bajo criterios erróneos o bajo intereses personales (o ambas cosas). Estoy convencido de que si alguno de estos politicuchos de tercera que nos gobiernan, tuvieran que arriesgar su propio dinero en un negocio, la perspectiva cambiaría de forma radical. Sin embargo, es sabido que los errores económicos, en política, los termina pagando el pueblo, que es el que aporta. Los responsables, por norma general, disfrutan de un retiro sin mayores problemas.

Esta reflexión es muy personal. Yo no me meto en política porque me da dolor de estómago, entre otras cosas. Sin embargo, lo manifestado no es exclusivo de quién suscribe. Basta con indagar un poco por la red de redes, para darse cuenta del fiasco en el que vivimos. Para todo hay defensores, no obstante. Hay personas a las que les mean encima y dicen que llueve. En el caso especifico de Mexicana de Aviación, la Presidente de México manifiesta que, al tratarse de una empresa del Estado, la prioridad no es ganar dinero. Sin embargo, a pesar de esto, resulta que suspenden ocho rutas. Quisiera saber la razón. Lo del tren maya, es de risa. En un reciente documental, así lo plasmaron unos periodistas de la televisión alemana, mostrando la carencia de turistas y el desastre ecológico causado por este proyecto infame. Altán Redes es otro fiasco, por su propia naturaleza, y Dos Bocas no refina nada a día de hoy. Al aeropuerto Felipe Ángeles no quiere ir nadie y ahora, para defender a la industria textil mexicana, se les ocurre que hay que pagar IVA en México por comprar en China. ¿Realmente se protege a la industria textil mexicana o al bolsillo del Estado? ¿Cuándo verán los mexicanos, y los que no lo somos pero pagamos impuestos, los beneficios de estas políticas? No hace falta que respondan. Nunca. Ninguna industria, sea del sector que sea, necesita del Estado para que les ofrezca protección. Los propios empresarios suelen tener la capacidad suficiente y la inteligencia para solventar sus propios problemas. El Estado no es más que un concepto abstracto y parasitario. Una lombriz cuyo fin no es otro que picarle el fundillo al mal llamado "contribuyente", pertenezca éste a cualquier clase social y se dedique a lo que se dedique.