Los desafíos de Donald Trump

Entre desregulación, proteccionismo y recortes al gasto público

Oscar M. Seoane

1/22/20255 min read

El miedo de algunos países a la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU solo indica que, hasta ahora, prevalece la ineptitud en dichos países. ¿Es moral y políticamente correcto que un país considere el dinero generado en EEUU y enviado al exterior, como parte fundamental del PIB? ¿Por qué emigra la gente? ¿Si tanto importamos las personas, dónde están las medidas económicas para evitar que la gente se vaya? Seamos coherentes, Trump aplica las políticas que considera fundamentales para su país, no para los demás países. Y hace bien. Ahora, el problema real vendría si, por ejemplo, un país como México, decide crecer con la ayuda de China. ¿Qué pasaría si se rompiera el TLC, por ejemplo y México llega a acuerdos económicos importantes con el gigante asiático? ¿Tendría algo que decir Trump? ¿No estaría bien que, de una vez, les exijamos a los politicuchos de poca monta que se pongan a hacer su trabajo como se espera de ellos? Estimado lector, México, que es donde vivo, no tiene un problema real con la llegada de Trump al poder. Los problemas reales de México deben de ser resueltos por los propios mexicanos y, por consiguiente, por las personas que eligieron libremente en las urnas para ello. Pero claro, hay problemas y más problemas. Por ejemplo, AMLO, que tardó catorce años en terminar su carrera profesional, escribió un libro titulado “Hacia una economía moral” que, la verdad, da bastante pena. En la realidad, tras salir de la presidencia de México, lo único que ha conseguido es heredarle problemas adicionales a su sucesora. Por supuesto, no lo digo yo, que no me meto en asuntos políticos de forma activa (no puedo), pero sí lo hago desde la posición del “idealista” que paga impuestos. Además, ofrezco datos “objetivos”. Si no, miren el siguiente enlace de “El Financiero” o este otro del IMEF. Si no es suficiente, vámonos con France 24. ¿Hacia una economía moral? No me hagan reír.

Lo mínimo que hay que considerar en cualquier país, antes de emitir el voto (en según qué países, esto tampoco es relevante), es analizar el CV del candidato. Un fulano que no tiene estudios, que no tiene experiencia y que no tiene ideas y propuestas concretas, no sirve. Al hablar de estudios, me refiero, por lo menos a que tenga una carrera profesional, que sepa dos idiomas, que tenga experiencia en la empresa privada como gestor (que sepa lo que es invertir dinero propio y el precio que se paga por los errores), que tenga un plan argumentado y coherente para, por lo menos, intentar solventar los problemas actuales y evitar los futuros. Desgraciadamente, esto no suele suceder. En el caso de España, el gobierno es de risa, pero la oposición no pinta mucho mejor. Por lo menos en cuanto a lo tratado. El líder del PP ha sido funcionario toda su vida y el de VOX va de Sociólogo y escritor, según lo que indica en la web de su Partido. Lo demás, es verborrea barata. Con esto en la mira, nos encaminamos a emitir un voto, que no vale lo mismo si se hace en Barcelona o en Ávila. Y se supone que todos somos demócratas. Se nos llena la boca al hablar de democracia, cuando la realidad, es que cada quién busca rascar sus intereses sin importar los de los demás. Así, los Estados sirven para robarle a la gente una parte importante de lo que generan, bajo la premisa del bien común. Sin embargo, mi percepción es que sirven para mantener una maquinaria de parásitos sin más intereses que los propios (dinero, poder, estatus...). Y así nos va. Pero hablemos de Trump y de su primer día de mandato:

Donald Trump ha iniciado su segunda presidencia con un paquete de medidas económicas que buscan reactivar la economía estadounidense y marcar un giro en las políticas previas. Estas acciones pueden agruparse en tres grandes bloques: desregulación económica, reducción del gasto público y cambios fiscales.

• Salida del Acuerdo de París: Estados Unidos abandona este tratado internacional, eliminando compromisos para reducir emisiones de CO2. Esto permite un mayor uso de combustibles fósiles, considerados clave para el crecimiento económico.

• Declaración de emergencia energética nacional: Esta medida facilita la suspensión de normativas medioambientales para acelerar la construcción de infraestructuras como centrales eléctricas, gaseoductos y oleoductos.

• Explotación de recursos naturales en Alaska: Trump ha reactivado proyectos de extracción de gas natural licuado y otros recursos energéticos en Alaska, anteriormente restringidos bajo la administración Biden.

Además, se han firmado órdenes ejecutivas para reducir costos en sectores clave como vivienda, atención médica y bienes esenciales, argumentando que las regulaciones previas habían encarecido artificialmente estos productos.

En su agenda para contener el gasto público, Trump ha tomado medidas iniciales que apuntan a una mayor eficiencia gubernamental:

• Creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental: Este nuevo organismo, liderado por Elon Musk, supervisará decisiones regulatorias y elaborará planes para reducir el tamaño del gobierno.

• Congelación de contrataciones públicas: Durante 90 días no se podrán crear nuevos puestos ni cubrir vacantes en la administración pública. En este periodo se diseñará un plan para optimizar la fuerza laboral mediante mejoras en eficiencia.

• Suspensión temporal de ayuda exterior: También por 90 días, se detendrá toda ayuda estatal al extranjero mientras se evalúa su continuidad o eliminación definitiva.

Aunque estas medidas aún están en fase inicial, podrían derivar en recortes significativos si las evaluaciones concluyen que son viables.

En materia fiscal, Trump ha adoptado decisiones mixtas:

• Abandono del acuerdo global sobre el impuesto de sociedades: Estados Unidos se retira del pacto promovido por la OCDE que establece un mínimo global del 15% para este impuesto. Trump busca reducirlo a ese nivel dentro del país y evitar restricciones internacionales.

• Aumento de aranceles: En un giro proteccionista, ha anunciado aranceles del 25% a importaciones desde Canadá y México a partir de febrero. Además, planea imponer tarifas más altas a productos chinos (60%) y europeos (10%-20%). En el caso de España, ha sugerido un arancel del 100% si no aumenta su gasto militar o modifica su política internacional (¡Agárrate Sánchez!).

Estas medidas fiscales reflejan una combinación de incentivos internos para atraer inversión y políticas comerciales agresivas que podrían tensar las relaciones internacionales.

El inicio del mandato de Donald Trump está marcado por una agenda económica ambiciosa y polarizadora. Mientras que las iniciativas desreguladoras buscan fortalecer sectores estratégicos como el energético y aliviar costos para los ciudadanos, las políticas proteccionistas podrían generar conflictos comerciales globales. Por otro lado, las acciones orientadas a reducir el gasto público aún están en evaluación y dependerán de los resultados obtenidos en los próximos meses. Aunque no exento de controversia, este paquete inicial sienta las bases para un enfoque económico que prioriza los intereses internos frente a compromisos internacionales. El resto del mundo está acojonado y, a mi criterio, no les falta razón, pues a la inmensa mayoría se les termina el chupe y la incapacidad de los mandatarios para solucionar los problemas que les vienen encima, irremediablemente van a salir a flote. Trump no es el malo.