Reflexión sobre nuestra percepción de la soledad
Vidas al márgen
Oscar M. Seoane
1/19/20253 min read
Es que aquí la vida es bastante dura, dice el fulano al que la policía acaba de detener por robarle su celular a un transeúnte. El asunto me hizo recordar un documental que vi hace unos años, respecto a la “vida dura”. Me puse a buscarlo en internet y lo encontré. Resulta que no es el único caso. Me refiero a Agafia Lykova, pero también a Samuil. La primera ha pasado toda su vida viviendo aislada, en Siberia. Samuil también, aunque, según el documental, solamente los últimos veinte años. En Yakutia, región que alcanza temperaturas de -71 grados centígrados. Y entonces, recuerdo al malandro robacelulares y me pregunto si realmente aquí, en Monterrey, la vida es tan dura como dice.


Al hilo de la búsqueda en internet de los dos casos mencionados, encontré un reportaje realizado aquí en México. Concretamente en San Luis del Chivo, Zacatecas. Se trata de un individuo que también decidió alejarse del bullicio y de la “falsa sociedad”. Sin nada más que lo puesto, el señor Hugo se echó al monte y ahí vive, aislado de todo, rodeado del calor intenso y de los alacranes, en un rancho abandonado. Otro caso similar nos lleva hasta Honduras, donde una mujer llamada Francisca Guzmán, vive sola en una cueva desde hace 50 años. En el mismo sendero del ostracismo, se encuentra Pedro Lucas, quien calcula que tiene 80 años y respira, aislado del mundo, en la selva argentina, también en una cueva. Los amigos de Univisión le llaman “el hombre de las cavernas”, supongo que para que la gente vea la noticia, aunque el señor no tenga nada que ver con la imagen que, en mayor o menor medida, todos nos imaginamos cuando la frasecita resuena en nuestras cabezas. Marketing estéril y barato, al que nos tienen acostumbrados estos canales de poca monta.
El asunto es que llama la atención que existan personas que voluntaria o involuntariamente, hayan pasado buena parte de sus vidas en aislamiento. De alguna forma, esta cuestión pone en duda la idea de que el ser humano es social en sí mismo, como acabo de leer hace poco en un texto universitario: “…porque es incapaz de valerse por sí mismo”, o algo así venía a decirnos el lumbreras que lo escribió. De hecho, esta teoría, que se repite constantemente, es falsa. El ser humano puede ser social si así lo desea, pero también puede no serlo y estos casos que he comentado, así lo demuestran. Un análisis profundo va más allá de un post en este blog, pero bueno, dejo la idea en el tintero, por si a alguien se le ocurre profundizar en el planteamiento, justificarlo y argumentarlo de forma adecuada. Para dar otras ideas, podríamos encaminarnos por el sendero de la soledad sentida. Es decir, aquellas personas que viven en sociedad, pero tienen un fuerte sentimiento de soledad, a pesar de estar rodeadas de individuos de su misma especie. En ocasiones, el ser humano resulta más complejo de lo que aparenta. Incluso el que suscribe, en más de una ocasión, ha fantaseado con la idea de juntar lo necesario y perderse en algún lugar donde nadie le moleste. Quizá no hay huevos o, de plano, la presión social no ha sido suficiente. Es posible que uno necesite que le pisen más el cuello para llegar a tomar este tipo de decisiones. A ver qué pasa ahora que llega Trump a la presidencia de EEUU, en relación con los pasos que lleva México. Un día antes del acontecimiento, General Motors despide a casi 1000 empleados en tierras mexicanas. La economía no va bien y esto pinta bastante mal. Nuevo orden, nuevo mundo y nuevos pendejos dirigiendo el cotarro.