Reflexiones sobre ética y prácticas empresariales

Un breve análisis de la dinámica laboral contemporánea

Oscar M. Seoane

9/16/20243 min read

Desde una perspectiva particular, un amigo postula la siguiente hipótesis: «Ciertas corporaciones pueden beneficiarse de la existencia, real o percibida, de una crisis económica. Este fenómeno, conocido como ‘refugio en la crisis’, permite a las empresas justificar una reducción en la oferta de empleo. Dicha escasez de oportunidades laborales conduce a una intensificación de la competencia entre los individuos, quienes buscan asegurar su supervivencia a través del empleo. En este contexto, la necesidad de mantener un puesto de trabajo se convierte en un imperativo casi existencial para el trabajador. Este imperativo puede llevar a los empleados a aceptar condiciones laborales cada vez más exigentes, incluyendo jornadas extendidas sin compensación adicional. De esta manera, el empleo se transforma en un recurso limitado, exacerbando las dinámicas de oportunismo y competencia extrema en el mercado laboral. Esta situación refleja una dinámica de poder desequilibrada, donde el temor y la necesidad moldean las relaciones laborales y económicas.»

Abordando el tema desde una perspectiva personal, analítica y a la vez especulativa, quisiera contemplar la siguiente teoría:

Existe la posibilidad de que ciertas entidades comerciales se beneficien del colapso de un sector económico específico, aun cuando no sean directamente afectadas por dicho colapso. Este aprovechamiento, alineado con la teoría previamente discutida, nos lleva a reconsiderar la naturaleza y definición de una ‘empresa’. Tradicionalmente, una empresa se entiende como una amalgama de recursos materiales y humanos que buscan ofrecer bienes o servicios a la sociedad, obteniendo a cambio una retribución, predominantemente económica. No obstante, este concepto presupone la adherencia a ciertas normativas y principios éticos. En el contexto específico de México, los derechos y obligaciones de los empleados están claramente estipulados en la Ley Federal del Trabajo. Si una entidad ignora o viola deliberadamente estos preceptos legales, se desvía fundamentalmente de la esencia de lo que constituye una empresa. En tal caso, estaríamos frente a una entidad que se asemeja más a un sistema feudal de ‘encomienda’ o un modelo similar, donde las reglas y éticas convencionales del comercio y el trabajo son descartadas en favor de prácticas explotativas. Esta distorsión del concepto empresarial plantea serias cuestiones sobre la responsabilidad social y la ética en el ámbito corporativo.

En el ámbito empresarial, la comisión de errores constituye un aspecto inevitable y reconocido. La capacidad de una empresa para identificar y corregir estos errores es fundamental para su operatividad continua. No obstante, la problemática se intensifica cuando los errores son de tal magnitud que su corrección no es sencilla, generando consecuencias adversas para trabajadores, clientes y otras partes interesadas. Estos errores pueden desencadenar una serie de repercusiones negativas, tanto internas como externas, que van más allá de simples inconvenientes operativos.

Es frecuente observar en muchas organizaciones la presencia de carteles o manifestaciones visuales que proclaman los valores y políticas corporativas, pretendiendo definir la cultura y dirección ética de la empresa. Sin embargo, en ciertas circunstancias, estas declaraciones no pasan de ser meras herramientas de marketing, careciendo de una verdadera integración en las prácticas empresariales cotidianas. En tales escenarios, aspectos fundamentales como la ética y la responsabilidad social corporativa pueden ser relegados a un segundo o incluso un tercer plano, quedando eclipsados por objetivos de rentabilidad y eficiencia a corto plazo. Esta desconexión entre los valores proclamados y las acciones reales pone de manifiesto una brecha entre la imagen idealizada de la empresa y su funcionamiento práctico, cuestionando la integridad y autenticidad de su compromiso ético y social.

Retomando la reflexión propuesta por mi amigo, resulta imperativo considerar al individuo no solo como un agente económico, sino también en su integridad como ser humano. En el contexto descrito, donde las prácticas empresariales transgreden los principios éticos y laborales establecidos, el concepto tradicional de ‘empresa’ se diluye, cuestionando la legitimidad de tales entidades que operan en estos márgenes. Una organización que adopta tácticas que bordean la explotación laboral no puede, ni debe, ser considerada una empresa en el sentido más puro y ético del término. Por otra parte, es crucial que los trabajadores y potenciales empleados adopten una postura reflexiva y crítica respecto a su participación en el mercado laboral. La decisión de aceptar o mantener un empleo no debería basarse únicamente en la necesidad inmediata, sino también en una evaluación de las condiciones laborales y la ética empresarial. Es esencial que los individuos se pregunten si están dispuestos a sacrificar sus derechos y dignidad laboral por la seguridad de un empleo, o si prefieren continuar la búsqueda de oportunidades en entornos más justos y respetuosos. En este sentido, se vuelve cada vez más importante realizar un análisis detallado de las prácticas y políticas de las empresas antes de tomar decisiones laborales. Dicha evaluación no solo beneficia al trabajador a nivel individual, sino que también promueve una cultura empresarial más ética y sostenible, alentando a las empresas a adoptar prácticas justas y respetuosas con sus empleados.