Trump y las políticas migratorias

Una opinión personal sobre este problema

Oscar M. Seoane

1/27/20255 min read

No sabía que tenía tanto lector de este blog, ni tampoco que los artículos sobre Trump que he publicado hace unos días, suscitaran tantas opiniones. En este sentido, voy a aclarar mi punto de vista “real” a todo este asunto, ya que no soy fiel devoto de Trump, ni de sus políticas, ni de la política en general. Paso a explicarme:

Los artículos anteriores surgieron al hilo de las noticias que, en casi todos los medios se fueron publicando, en relación con los cambios drásticos que Donald Trump “pretende” implementar en su país y que, en mayor o menor medida, afectan a medio mundo. Por eso, añadí un análisis superficial, aunque no exento de evidencias, al respecto de lo que podría suceder si las amenazas del mandatario estadounidense se llevaran a cabo. Por supuesto, en menor medida, meto mi cuchara opinando al respecto. No obstante, esto no quiere decir que lo que Trump pretende, lo vaya a hacer. De hecho, no creo que pueda hacerlo.

Verán ustedes, si se expulsa a todos los inmigrantes ilegales de los Estados Unidos, de golpe (esto es ciencia ficción), la economía gringa se va al carajo (literalmente). El costo de hacer eso es inasumible. Lo que yo creo que está haciendo Trump es aplicar una política de “acojone” a todos los niveles, donde, eso sí, va a haber un número considerable de “sacrificados”, quieran estos o no. En términos macro, el individuo no importa, sino los datos globales. En este sentido, deportar a medio millón de ilegales, por ejemplo, manda un claro mensaje: “No vengas así nada más, porque te regresaremos a tu país y el sacrificio que realizaste no te va a servir de nada” o “las energías y el dinero que gastas en llegar a la frontera, empléalas para que en tu país, cambien las cosas”. Por supuesto, en términos de politiquería, las deportaciones que se están realizando, son un mensaje a los votantes, en donde se les dice que “se cumplen las promesas de campaña”. El sufrimiento de una persona, puede resultar terrible al ser deportado, sobre todo si esto sucede después de que dicha persona lleve tiempo haciendo su vida en ese país; pero en términos “macro” se trata simplemente de una estadística. El sufrimiento individual no cuenta. Esto que digo no es nada nuevo. Cada vez que una persona decide emigrar a los Estados Unidos y cruzar la frontera de forma ilegal, asume implícitamente el riesgo de ser expulsado. Dicho esto, pasemos a la realidad gringa.

En Estados Unidos, la mayoría de las personas que se dedican a la construcción, son inmigrantes y un alto porcentaje, son ilegales. En la agricultura, sucede más de lo mismo. También en menor medida, los inmigrantes han ido cubriendo sectores como la hostelería, amén de otros muchos, demandados por la propia idiosincrasia del americano, como el cuidado de ancianos o los servicios del hogar. Entonces, es de sentido común que, si de golpe desaparecieran todas estas personas, Estados Unidos se iría al carajo. No hay mucho más que pensar. Ahora bien, suponiendo que el gobierno, realmente tenga la intención de eliminar a los ilegales, tendría que planificar mesuradamente la mejor opción para que esto sea viable, con el menor impacto económico posible y, en este sentido, las opciones que se me ocurren, no son demasiadas.

  1. Legalizar a todos aquellos que ya tengan un trabajo demostrable y cumplan con las leyes (impuestos, etc) y expulsando a los demás (se podría generar un déficit en mano de obra, pero sería mínimo y fácilmente solucionable, aplicando las medidas del siguiente punto.

  2. Expulsar paulatinamente a todos los inmigrantes ilegales, cubriendo posteriormente las vacantes a través de las embajadas. De este modo, se genera un ingreso monetario por cada solicitud y se otorgan los permisos antes de que se produzca la inmigración en sí, teniendo control el estado sobre los individuos (algo como lo que ocurre con el proceso de emisión de VISAS).

No hay muchas más opciones. Deportar a todos de un plumazo es inviable e implicaría un gasto ingente que ni siquiera la mayor economía del mundo puede soportar. Estamos ahora viendo cómo fletan aviones militares llenos de deportados, pero en términos generales, se trata de una minoría de personas con respecto al número global (los primeros sacrificados). La falta de preparación y de claridad con respecto a este asunto, está haciendo ver al mandatario el nivel que tienen los presidentes de algunos países que resultan de su interés. Por ejemplo, Colombia se negó, en un principio, a aceptar a los primeros aviones gringos llenos de deportados colombianos. Al final tragaron. Es lógica pura y dura. Si son colombianos, tienes que aceptarlos, quieras o no. De no hacerlo, te van a hundir en la mierda. Así de simple. Otro caso fue el de Panamá (Ya se olvidaron los panameños del papel que jugó EEUU respecto al General Noriega?). Ahí, la cosa también tiene un asunto adicional: el canal. La presidenta de Panamá, lanzó a la ligera (a mi modo de ver), el mensaje de que podrían desmantelar las bases gringas que están en ese país. Es decir, expulsar a los militares. Podría ser, pero resulta que una cuarta parte del PIB de Panamá, depende de las remesas que envían sus ciudadanos. Si Estados Unidos se centrara exclusivamente en deportar panameños, el país del canal se hunde en la miseria. Y así podría seguir escribiendo largo y tendido.

El problema principal de todo esto no está en los Estados Unidos, sino en los países que, gobernados por la mediocridad durante el paso del tiempo, han propiciado que un sector de sus ciudadanos tenga que agarrar la mochila y buscarse la vida en otro lado. Así de sencillo. Si en tu país tienes trabajo, familia y sustento, no necesitas irte a ningún lado. Si aún teniendo esto, decides emigrar, las circunstancias serían otras y, casi con seguridad, no lo harías de forma ilegal.

Bien, pues esto es lo que opino al respecto de todo este asunto. Como siempre, se quedan algunas cosas en el tintero. Se trata de un asunto complicado de tratar y, desde luego, yo no voy a resolver el problema. Tómese como una opinión personal, ahora sí que sin estadísticas ni gráficos. Mientras existan los países, las leyes y la economía, tal y como los conocemos, habrá situaciones de legalidad y de ilegalidad, así que, que cada quién se deje de idealizar historias y se centre en lo real. Los Estados Unidos tienen un mecanismo para acceder a su territorio. Si no se cumplen, te arriesgas a que te expulsen. Y lo mismo sucede en el resto de países que conforman este mundo. Entonces, que cada quién se preocupe por tener en orden su casa y bajo las condiciones de habitabilidad adecuadas, con lo que ello supone. De darse esta circunstancia, el panorama sería otro.